viernes, 24 de julio de 2009

PROPUESTAS PARA UN EXCURSIONISMO DE BAJO IMPACTO AMBIENTAL


El montañista preocupado por conservar los paisajes naturales de los cuales disfruta, puede llevar a cabo actividades que controlen su impacto ambiental en cada excursión. Aunque estos paisajes "no son muy frecuentados", toda acción en beneficio o perjuicio para la vida silvestre tiene efecto sobre las actitudes de quienes nos acompañan.
Esta conciencia del montañista puede marcar la diferencia. He aquí algunos ejemplos de impactos de ciertas actitudes o acciones despreocupadas de algunos "montañistas", y lo que se puede hacer para conservar éstos hábitat de vida salvaje:
1. Es común que por la belleza de plantas y flores las arranquemos pero no pensamos que así le restamos oportunidades de supervivencia a una planta. Un corte es una herida que le acabamos de hacer; tal vez ya tampoco pueda reproducirse. Recuerda que todas las especies de montaña están aisladas y son únicos, que las tasas de mortandad son elevadas y en muchas ocasiones son pocos los individuos que pueden llegar a reproducirse. La vida en la montaña tiene que superar presiones ambientales como para además soportar que su misma belleza sea la causa de su muerte. Lo mismo pasa con las semillas, mariposas, insectos, que decidas llevarte como… ¿recuerdo? ¿Qué tal una foto?
2. Hay muchas flores que sólo pueden ser polinizadas por mariposas u otros insectos "curiosos", de forma que si eliminamos una mariposa, acarreamos consecuencias para las plantas con las que se relacionan o para las aves que se alimentan con ellas. Nuestros actos pueden influenciar a más especies de las que ves a simple vista.
3. El musgo es fundamental para conservar los nutrientes del suelo que se van descomponiendo, se mineralizan, se infiltran al subsuelo para estar al alcance de las raíces de árboles o plantas. Cuando retiras el musgo, el suelo no tiene protección a la acción mecánica del agua y la erosión natural y el suelo tendrá que pasar cientos o miles de años en regenerarse pues para que se formen tres centímetros de suelo, deben pasar 200 años. El musgo es el primer colonizador de las alturas, porque puede tomar sus nutrientes directamente de la roca y crear suelo vegetal donde los pinos y hierbas pueden crecer.
4. Recuerda que si te llevas materia orgánica —viva o muerta— a tu casa, estás llevándote nutrientes que no se van a reciclar en su lugar de origen y que esto deteriora el ambiente natural. Se le quitan oportunidades a una planta para crecer o a un insecto su guarida para el frío.
5. En las rutas de escalada, siempre evita perturbar los nidos de aves o llegar a ellos. Inclusive si sólo descubrieras una nidada y te acercaras, dejas rastros de tu olor y es causa suficiente para que los padres de los polluelos desconfíen y abandonen a sus crías.
6. Para las heces humanas, lo mejor es llevártelas contigo de regreso. Es una tarea poco agradable pero que está tomando más seguidores entre los montañistas. Si esto no se pudiera, procura siempre hacer un "composteo" (mezclarlas con tierra y materia orgánica), enterrándolos a 15 centímetros o más en el suelo para que los animales que escarban no lleguen con facilidad a él, pero no muy profundo porque tiene que descomponerse. El papel higiénico también déjalo cubierto con la capa de tierra que previamente removiste. Recuerda dejar hasta el final la capa de humus (hojas, materia vegetal en descomposición) hasta arriba como si "no se viera". Así, la lluvia no erosionará ni destapará lo que "acabas de hacer".
7. Para que esta materia orgánica de deshecho no contamine cuerpos de agua, procura alejarte cuando menos a 100 metros de todo río, lago o laguna. Cuando la materia orgánica llega al agua, consume el oxígeno disponible para los peces, y éstos mueren, además de que restringimos la calidad potable del agua con las consabidas faunas microbiológicas que acompaña estos desechos. Cuando composteamos, reintegramos los nutrientes (carbono, nitrógeno, fósforo) al ciclo natural, al cabo de meses éstos desechos nutrirán a una o más plantas.
8. Los tiraderos de basura que a veces encontramos, habituales de algunas rutas en la montaña erosionan el suelo y se forman cárcavas o zanjas. La basura mata a las plantas que quedan debajo y, con la lluvia, la tierra ya no tiene protección y se erosiona. Es mejor llevársela, tanto la que uno produce como la que otros han dejado ahí.
9. En los arroyos que corren al lado de suelos erosionados ocurre otro efecto: como se el suelo se elimina en ausencia de materia orgánica, su capacidad de retención de agua se reduce mucho (usualmente es como una esponja), los arroyos se vuelven turbios y cambian de permanentes a estaciónales. La vida usual desaparece.
Éstos son sólo algunos impactos y propuestas de solución. Nosotros podemos encontrar más formas de cuidar el medio ambiente cada vez que subimos la montaña y ayudar a que permanezca así de ensoñadora.

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